lunes, 8 de septiembre de 2008

Espera en el salón de junto...

(Escrito originalmente en la última página de la antología de Corrientes de la Lingüística II)


No hace falta aclarar cuál es mi verdadera pasión...

Son las 20:30, estoy sola en un salón del ya casi deshabitado Collhi, espero que Alguien salga de clase para no caminar sola por las calles oscuras y porque me gusta esperarlo, espiarlo por el agujero de la puerta que nos separa mientras pone atención a la clase de técnicas editoriales...

Tengo dos opciones para entretenerme:

1) Estudiar solfeo en el Dandelot
2) Comenzar la lectura de La gruta del Toscano

...

Como ya dije, no hace falta aclarar cuál es mi pasión... Quien se precie de conocerme -aunque sea un poco- sabrá que la tentación de un libro "nuevo" esperando en mi mochila bastará para que sólo lea unas cuantas notas musicales y el ejercicio me parezca ya tan aburrido como la espera en la fila del banco. Pero no se trata de desdén (no se malinterprete), es más bien como elegir entre un helado de vainilla y otro de chocolate... personalmente, cuando puedo combinar y devorar ambos, es genial, pero cuando hay que elegir, elijo, por supuesto, el de chocolate.

Para mí, la literatura es una irresistible golosina... Y no me privo de comer otras cosas, incluso las saludables y no tan agradables verduras, pero no disfruto ninguna otra tanto como perderme en las páginas de una buena novela o un buen cuento...

Hacía tiempo que no hacía comparaciones gastronómicas... eso, creo, significa que estoy volviendo al buen camino del divague perpetuo y los pensamientos maripósicos...

Jajajajaja!!!! Pero qué carencia de objetividad la mía... En fin... no pretendo escribir algo serio esta vez (tampoco esta vez), sólo, como ya se está haciendo costumbre, algo para no olvidar...



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