viernes, 15 de agosto de 2008

La muerte me da vidas perpendiculares [Parte segunda]

Indagaciones

En este tipo de eventos no suelo sentarme en las primeras filas, me gusta-ba ser espectadora, pero mis responsabilidades recientemente adquiridas como miembro activo de EL GRUPO me obligaron a tratar de vencer mis genes rancheros. Llegué tarde, acalorada y agitada por circunstancias indecibles, ominosas: yo, la que odia la impuntualidad...

Unos minutos después mi pulso se regularizaba y mi atención se concentraba en las preguntas que el profesor chileno Felipe Ríos Baeza hacía tanto a Cristina como a Álvaro.

¿Cómo fue sue encuentro con las musas? ¿Qué manías o rituales tienen al escribir? ¿Qué le dirían a los estudiantes? ¿Cómo es su proceso creativo? ¿Qué los motiva? Palabras más, palabras menos - en realidad soy mala parefraseando y no tomé notas-, eso fue lo que se les preguntó. Ellos respondían con naturalidad, quizá hasta con la confianza de no estar solos ahí arriba y al frente. Se entabló un diálogo ameno entre ellos y contagiaban la risa a los asistentes con sus ocurrencias, la ironía y esa postura tan no-solemne. Yo escuchaba, pensaba, reía. Quería saber si en realidad los escritores son entes tan raros como los imagino, y saciar una curiosidad personalísima: ¿soy yo en verdad un bicho raro?...¿ un ente tan raro? No es que sea escritora - apenas llego a ser un patético intento- pero aspiro a ello y quería saber si...

Indudablemente encontré muchas similitudes... me emocioné, temí, aprendí... eso siempre es importante...

Quería preguntar si los escritores son mentirosos empedernidos o compulsivos; esa es una teoría que tengo, pero no lo hice. El público preguntó muchas cosas que mi cabeza no recuerda, pero una tenía que ver con la inspiración: qué palabra... iuuuuuuuu...



Un descanso

Después de su viaje.
Después de nuestras tensiones-prisas-preocupaciones.

Un par de horas libres para reponer energías, hidratarse, chismosear...

EL GRUPO se estacionó en la sala de juntas de la dirección. Nos volvimos sombras, nos camuflamos con los sillones, guardamos silencio, nos quedamos en Stand by...

La tarde quemaba tanto, el sol decidió asomarse maliciosamente, cuando la noche anterior llovía como si nunca antes o después... Pero no importa, a pesar del suéter negro con cuello de "tortura"...



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