domingo, 2 de noviembre de 2008

¡Me lleva!

Es incómodo darse cuenta que la mujer racional que he intentado ser no existe.

Ando por los cuartos de la casa azotando la cabeza, rebotando como una pelota de goma que alguien lanzó sin misericordia, rodando como una bolsa de plástico arrastrada por el viento.

Hay una pila de cosas por hacer y yo me tumbo en la cama, envuelta por seis kilos de frazadas. Ya no como chocolate porque la vanidad es mucha, pero como cualquier otra cosa: pan, galletas, hojuelas de maíz escarchadas...

Me molesta no poder controlarme a veces, me molesta no poder explicar mi hundimiento... No es sencillo, no se trata de alguna ley de la física.

No puedo respirar.

Me enerva escribir sólo desfogues y olvidar que hay algo menos banal.

Soy una madeja de hilos de colores mugrientos que cada día se enreda más y eso (adivinen) ME MOLESTA: sé que hay algo bueno, tangible, abrazable, besable... pero tal vez sea eso mismo: la maldición: la aposición de la fatalidad: YO : otra : una más : una maldita más...

Tengo frío y miedo.

Necesito una casa de cristal.
Necesito expiar mis culpas.
Necesito perdón (auto-perdón).


Necesito tantas cosas.


Me largo.

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